24 jul 2010

“Hay mucha gente que está empezando a redescubrir sus raíces indígenas o mestizas”


Mundo aborigen
“Hay mucha gente que está empezando a redescubrir sus raíces indígenas o mestizas”
23-07-2010 | Visitante asiduo de nuestra región del NOA en donde realiza trabajos de investigación relacionados con los pueblos originarios, Licenciado en Antropología por la Universidad Nacional de Buenos Aires y profesor en la Universidad de British Columbia (Vancouver, Canadá), Gastón Gordillo participó en el programa “La otra mirada” de impacto fm 94.3.
Redacción HECHOSnet.com


La historia empezó en 1987 cuando era estudiante de antropología en la Universidad de Buenos Aires y se integró como asistente de investigación para realizar trabajos de campo en las comunidades Tobas del oeste de Formosa.

Luego de quince años de estudios e investigación en el oeste formoseño Gordillo se ha compenetrado con los temas de mayor importancia para la reivindicación de los pueblos originarios.



En Formosa, Salta y Jujuy ha estudiado los hechos históricos que protagonizaron las diferentes comunidades tobas, wichis, y ava guaraní y los sitios asociados a la historia de la región siguiendo el desarrollo de los reclamos territoriales, sociales y culturales.



En su visión, los vencidos fueron invisibilizados y recién ahora hay un intento de ellos y de la sociedad blanca de abrir los archivos del pasado y escribir la historia más plural. De esta manera se empieza a descubrir que hubo y hay un montón de pueblos y formas de ver el mundo que son muy ricas e interesantes y que tienen el mismo derecho a ser conocidas y a existir como cualquier otra.


Las voces

Producto de esa primera incursión en el oeste chaqueño es el libro “Nosotros vamos a estar acá para siempre”, una serie de relatos publicado por la editorial Biblos, en donde Gordillo recoge el testimonio de cuarenta y cuatro tobas que entre 1988 y 2003 apelaron a la memoria para reconstruir su pasado: la vida de los antiguos, los primeros viajes a los ingenios, los conflictos con los criollos, las batallas con el ejército, la evangelización anglicana, las migraciones laborales a los ingenios de Salta y Jujuy, hasta la lucha más reciente por la propiedad de la tierra.



En la introducción el autor explicita el objetivo de este proyecto de recuperación de la memoria histórica: que las comunidades tobas cuenten con un registro escrito de su pasado accesible tanto para las propias comunidades como para la comunidad en general.


En la entrevista mantenida en el programa “La otra mirada” de impacto fm 94.3 Gastón Gordillo recordó que desde el ’87, “han ocurrido cambios enormes; en la década el 90 se ha visto una expansión y un visibilidad de los reclamos de los pueblos originarios en todo el país, muy fuerte. En los ’80, la vuelta a la democracia y el final de la dictadura militar ha ido revirtiendo la negación que durante décadas sufrieron las comunidades aborígenes. El viejo discurso negador que postula que en nuestro país no hay indígenas, que somos un pueblo de raíces europeas, hoy está cuestionado por anacrónico, por la propia movilización de los pueblos indígenas. También la reforma de la Constitución del ‘94 por primera vez incluyó explícitamente los derechos políticos, sociales y culturales que hasta ese momento no tenían anclaje ni categoría constitucional”.


“La vieja constitución del siglo XIX situaba a los pueblos indígenas fuera de la Nación Argentina, cuando ser argentino implicaba no ser indígena, sino europeo, una visión obsoleta y que va perdiendo vigencia sobre todo por las propias protestas indígenas que se han producido en el país”, enfatizó el antropólogo.

Recuperar el idioma



Para Gordillo las comunidades aborígenes no son iguales, las diferencias que se observan entre ellas son producto del entorno geográfico y la particular historia de cada una.



En el caso de los tobas de Formosa, afirmó que “hay una sensación muy fuerte de la identidad cultural y lingüística y aprenden el idioma desde niños, mientras que los wichis del ramal jujeño han sufrido un fuerte estigma asociado al 'ser chaguanco', término peyorativo que se usó mucho tiempo. Muchas familias trataban de no aparecer como indígenas ante los ojos de la sociedad no indígena, han abandonado el idioma por la vergüenza, han pasado por la discriminación étnica y laboral, pero eso está cambiando, ya que actualmente están empeñados en recuperar el idioma y revitalizarlo”.


La negación



“Históricamente podemos rastrearla en la época de Sarmiento o de la generación del 80, en el intento de hacer de Argentina un 'país blanco', europeo. Sarmiento lo escribió claramente. Para él, la idea de que lo criollo es primitivo, y salvaje, se trasmitió con el tiempo y hoy vivimos con el legado de esas ideas”, subrayó el entrevistado.



Pese a esa observación, Gordillo percibe que en la actualidad “hay mucha gente que está empezando a redescubrir sus raíces indígenas o mestizas, ya que somos producto de una gran mezcla de sangres, pero en general, la gente tiende a enfatizar solamente una de esas líneas de ancestros: un abuelo italiano o un europeo y se olvida del abuelo guaraní o coya, sobre todo en el contexto público, donde tal vez confiera prestigio hablar de los antepasados italianos o franceses antes que de aquellos que vinieron de la Puna”.


Aunque hay un evidente avance en este tema, Gordillo expresó que “aún quedan estigmas asociados a la cosa de asumir que somos un pueblo mestizo, una mezcla de múltiples sociedades, muchas de ellas que fueron silenciadas y discriminada por mucho tiempo”.



Respuestas de la política



El evidente cambio en las condiciones de vida de las comunidades ha comenzado gracias a un movimiento subterráneo que se ha ido manifestando con el tiempo.



“Estos cambios siempre empiezan desde abajo -afirma Gordillo- y si los gobiernos han respondido, es porque han sido obligados por la propia presión política de manifestaciones, encuentros, publicaciones y movilizaciones hechos por los propios grupos indígenas y por gente no indígena que se han solidarizado con esta causa. El cambio en la Constitución Nacional no fue por decisión de los políticos blancos que quisieron abrirle un espacio a los grupos indígenas, sino por la movilización de los activistas que fueron a la Asamblea Constituyente de Santa Fe e hicieron una presión muy fuerte para que se incluyera en la constitución el tema de los pueblos originarios”.

En Canadá



Por ser su lugar de trabajo y residencia, Gastón es testigo de las manifestaciones de las comunidades aborígenes que se producen en el país del Norte.



“Hay similitudes a pesar de las diferencias -expresó- y aunque Canadá es una sociedad más rica y con mayores recursos, los grupos más empobrecidos son los aborígenes. En ese sentido hay una situación estructural de discriminación y exclusión. Los sin techo son aborígenes y el alcoholismo y la drogadicción afecta mucho más a las comunidades. La diferencia es que Canadá constituye un estado benefactor con más posibilidades que el argentino y ha conformado una fuerte red de contención social donde hay comunidades que reciben mucha asistencia del gobierno federal canadiense, como también, un seguro de desempleo y asistencia médica gratuita y universal. En el tema de la tierra hay conflictos fuertes, cortes de rutas, bloqueo de caminos y se han registrado incidentes de violencia entre la policía y activistas indígenas, igual que en Argentina. Ese es un problema universal en toda América”.



“En Canadá hay comunidades con títulos de propiedad de tierras que tiene petróleo o gas y cobran enormes sumas de dinero en concepto de regalías de esos productos y constituyen comunidades muy ricas. El caso del pueblo navajo en EE.UU. es uno de varios. Cuando iba a Formosa y les contaba a los tobas que en Canadá hay aborígenes con aviones privados y casas de lujo, no lo podían creer. En Argentina se sigue asociando a los indígenas con la pobreza”, resaltó Gordillo.





Las comunidades siempre han estado integradas a la sociedad argentina, el tema es cómo fue esa integración. Hoy en día, se los integra como mano de obra barata, pero se los margina a nivel cultural y social. La idea era que tenía que asimilarse plenamente y el problema es que, por mucho tiempo, se vio a la integración como asimilación integral, que implicaba dejar de hablar el idioma original -guaraní, mapuche, el que sea- y fusionarse a la corriente mayoritaria argentina.



“No se puede integrar sino respetando su propia especificidad lingüística y cultural. La mayoría de los dirigentes indígenas lo ven por ese lado, afirmando su propia diferencia cultural, siendo al mismo tiempo integrantes de una sociedad mayor y más grande”, concluyó el antropólogo.

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